sábado, 29 de agosto de 2009

El Huarpe, Diputado de la Nacion

Argenzuela. En una ciudad de los suburbios capitalinos el recién electo diputado se enfervoriza gritando a la audiencia. Esta parece embotada, viajando por nubes distantes mientras come. Al terminar su arenga a los gritos, el diputado electo –hoy simple ciudadano- logra despertar a las primeras filas, que aplauden maquinalmente. El orador, esposo de la presidente de Argenzuela levanta los brazos, ríe bovinamente y se dirige entre una manada de guardaespaldas a las puertas del gimnasio. Aun sonriente sube a una camioneta y recorre escasos metros hasta la cancha de futbol, donde lo espera el helicóptero presidencial. Sonríe también cuando camina con su comitiva hacia al transporte oficial presidencial. De pronto un grupo se interpone al ascenso del vehiculo. “¡Alto, señor! –exclama uno, mientras muestra su credencial de Diputado Nacional de Argenzuela. “En nombre del pueblo que represento, le prohíbo el uso de propiedad estatal y exijo muestre al Sr. Juez que me acompaña – señala al mencionado- la autorización pertinente que faculta su uso” Un periodista susurra a un colega: “si tiene el decreto autorizándolo, manda en cana a su esposa. Si no, va en cana él”… (Continuará)

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