sábado, 17 de septiembre de 2011

La Campora no se esconde, se luce millonaria.

Los nacidos en el 45 (Babyboomers en USA) sufrimos la Revolución Libertadora en Argentina, para “borrar” a los Perón y sus descamisados mediante la proscripción y un ensayo del “Relato” -gorila entonces- estigmatizando la ultima década. Infructuosa animalada propia de la ignorancia que reinventa la Historia, con cada gobierno. Originaron así a los “Peronistas en Negro” por millones, ocultos, negados, disimulados y perseguidos ciegamente. Nos acostumbramos a tomar la clandestinidad como algo común y natural. Somos pero no somos, salvo para el cenáculo, la logia, el compañero. Discos con instrucciones del líder, boicot, sabotaje, fueron creando dos sociedades: una de día, a la vista y otra renegada y oculta. Los gobiernos eran de y para “los otros”, el peronismo crecía en las sombras, imparable ante las injusticias que lo fortalecían mas y mas. Resistencia, sindicalismo opositor, subversión eran las armas utilizadas para hostigar y forzar el retorno. La ceguera gorila acompañada por las esferas intelectuales profundizaba su descrédito con cada acto represor. El establishment casero era desobedecido tanto al evadir impuestos como al apoyar huelgas. Crecimos así contestatarios, desobedientes, segregados y segregantes, faltos de dialogo y negociación –salvo para golpear traicionando- y llegamos a las “Formaciones Especiales”, versión clase media de un peronismo idealista y en la moda de solidarizarse con los trabajadores. Allí estaban los universitarios, los hijos de ricos, los católicos violentos, dando origen a la Soberbia Armada descripta por Giussani. Claro que a la fiesta iban todos como en el tema de Serrat, pero al terminar volvía el pobre a sus miserias y el rico a sus riquezas… Acá estaba ya Perón y ahora había que solucionar la resaca. Ezeiza fue el anticipo de la Plaza de Mayo y la bifurcación sin vueltas. Los dueños del país por interés propio y el pueblo manso por ignorancia ingenua respiraron aliviados el 24 de marzo de 1976. Muy pocos aceptábamos trabajar, aprender y crecer, la mayoría insistía con “su” solución. Nuestros milicos, enfermos de cipayismo genético, fueron los nuevos idiotas útiles y barrieron el desorden con escobas humanas. Esta vez no hubo Resistencia, solo Guevarismos extremos. Como el Che, en representación del pueblo se hizo destrozar al pueblo y para peor, desde ambos lados. Como en las luchas del siglo 19, todo se arreglaba con sangre. El peronismo se fue esfumando, vaciando de contenido y rechazando una lucha que no era propia. Y como esa fuerza mejor que decir, hace, fue corriéndose a otros lugares del poder: la plata. Todo se compra, todo se tapa y desdibuja con dinero. Ya no hay que “luchar que vuelve” entonces luchemos por el mando acéfalo. También desde la proscripción y fuera del escenario visible, pero en una actualización sin discusiones ni debates, aceptamos que mejor que combatir el capital, es aceptarlo y vendernos. Menem, Duhalde o Kirchner da lo mismo, total no tenemos competencia. Y hay que seguir pagando cuotas. Unos a la banca internacional por las cometas, otros por el cero kilómetro o apenas un pantalla plana. Y basta de combatir… llegó la hora de salir del ropero. EL HUARPE

sábado, 3 de septiembre de 2011

Dime con quien andas y te dire quien eres.

Los argentinos y su mística tanguera. Un baile sin metas que lleva a un circular derrotero repetido en calesita, de pasos inciertos, como dudando para donde ir, firuletes en una baldosa y volver a empezar. Uno lleva, el otro acompaña dócilmente. Y unas letras lacrimógenas, de sufriente queja, interpretadas con gesto acorde de quien se apretó el dedo en la puerta. El himno, Cambalache, mas adentrado en el alma que los propios 10 Mandamientos o el Preambulo constitucional, asegura y confirma un trágico resultado. Nos encanta padecer, sufrir, aguantar… porque somos “machos” tanto el como ella. Tanta propalación de la desgracia anunciada termina contagiando todo: nos quejamos por los secuestros, el narcotráfico, la delincuencia asesina, la desinformación, la mala educación, la corrupción, los descensos a la B, los bancos, las valijas y tanto disfrutamos con ello que votamos para esa perpetuidad prometida, no sea cosa que alguna vez hagamos las cosas bien, nos vaya bien, avancemos bien y terminemos viviendo bien… “Para que ir por la vereda, si tengo la cuerda floja y a Dios déjamelo a mi, que lo chamuyo, ya vas a ver…” Ah... si el tango fuese solo un baile, no una religion. EL HUARPE

Los mitos de La Campora

La Campora, ¿trasvasamiento generacional o trasvasamiento delictual? Ser conductor es persuadir, decia el General. Ahora bien, los KK, lectores sesgados de los manuales de conducción politica del ex presidente han deformado la historia peronista para su provecho. Han dicho: ¿Persuadir? Hagamoslo con la plata que, como tambien dijo el numen del Movimiento, el bolsillo es la viscera mas sensible del hombre. Cerremos los partidos, ya alicaidos y decadentes, evitemos la discusión, reemplazandola con un nuevo relato de lo sucedido que nos justifique, pongámonos como los reinventores del justicialismo, la democracia, los DDHH, y demos a luz la genesis de El Modelo, manto purificador distractivo de todo choreo. Contaremos para ello la complicidad de una oposición con vocacion fragmentaria y ceguera funcional. Y sumemos caritas nuevas, adoctrinadas por el relato machacon, bien pagadas pues mas vale un pesito hoy que la vetusta promesa de la felicidad militante mediante el trabajo. Asi por varios motivos, estos jóvenes defenderan aunque sea sin comprender, la destrucción de normas constitucionales como metodo revolucionario. Sin cargo de conciencia, bailan sobre la cubierta de una Nacion que se hunde, para justificar la ocupación extranjera que administrara sus muchas materias primas esenciales. Argentina cumplira entonces que tanto augurio de “condenada al éxito”, claro que en manos de no argentinos. Como quiso la Trilateral, hace decadas.
Para Lenin o Mao no era necesario el mito artificial por su propia gesta. Los pueblos que necesitan mitos, idealizaciones que reconvierten sus miserias, es precisamente por su burdo espíritu momentáneo. No necesitaba de mitos San Martín, para liberar países. Tampoco la ocupación colonial de America por los europeos, ni la toma de conciencia nacional que fue el 17 de Octubre de 1945. A medida que se avanza en los procesos históricos y languidecen las ideas fuerza iniciales, se inventan los mitos. Zanahorias de plástico para mover, mantener o acrecentar proyectos entre el pueblo. Cuantos más ciudadanos tenga ese pueblo, menos se necesitan los mitos. Cuanto más se los convierta en masa embrutecida, amorfa, cercenada de metas y con sobreoferta de facilismos –droga, corrupción, anarquía, anomia- los falsos relatos crean mitos para sostener las mentiras. Un mito disfraza la pobreza resignada, la ignorancia aceptada y reinventa justificaciones con una patina de realidad virtual. Así el que vende engaña al comprador, el maestro no es modelo para su alumno, el padre no atiende a sus hijos y se apegan al mito que los encubre. Porque el mito es tambien autoengaño que tranquiliza conciencias, aunque no tapa la verdad. EL HUARPE