lunes, 28 de octubre de 2013

El mensaje oculto de los politicos.


Perón, Frondizi, Illia, Balbín, Alfonsin, Menem, Duhalde, Rodríguez Sa, Kirchner por un lado. Aramburu, Guido, Ongania, Levingston, Lanusse, Campora, Videla, Viola, Galtieri, Bignone y Fernández, por otro lado, tienen un estilo de comunicación común entre ellos. Los primeros son espontáneos, lanzando sus frases sin pausas, ni silencios, elegían sus palabras sin titubear, sin buscarlas ni ganar tiempo. Había claridad en sus ideas, que buscaban y que debían decir. Los segundos, dudan, buscan el término conveniente siguiendo instrucciones de un método que quede bien con todos, en lo posible, acomodando los términos a la situación del momento. Se amoldan a los hechos, fabricando empatía forzosa demostrando la debilidad de conceptos guía. Debemos sumar los nuevos políticos, que denotan un trabajo de asesoramiento que evidencia que más importante que el contenido de su mensaje, son las formas. Massa, responde ganando tiempo –“a ver…” es su latiguillo. De Narváez, Sola, Insaurralde, De la Sota, Scioli, no son creíbles precisamente por esa sensación de querer congraciarse con todos, en vez de asegurar un concepto directo. En el caso de Scioli que empezó con ese estilo, ya tiene armadas varias frases a las que recurre ante cada requerimiento o discurso. La Fernández en cambio, si bien parece tener claro hacia dónde va, solo es un collar de demagogias rejuntadas y muchas veces sin sentido dialectico, lo que también desnuda su reiterado libreto llamado Relato. No importa si es un delirio despegado de la realidad… le importa que suene bien, nada más. Otra forma de analizar que tienen o tuvieron en la cabeza los últimos líderes nacionales. EL HUARPE


NADA MAS INOCENTE QUE EL NIÑO QUE SE TAPA LOS OJOS Y DICE “NO ESTA NENE”. Un niño cree que tapándose los ojos no lo vemos o no está. Lo lamentable es cuando los mayores tienen las mismas acciones, creyendo que suprimen la realidad si se tapan los ojos. El manejo de los KK con relación a la realidad transita este camino infantil y a fuerza de repetición del Relato se la han inculcado a muchos desprevenidos. Mientras la vida transcurre por una vía, en otra paralela y en dirección contraria viaja esta banda de mafiosos con sus seguidores, cada vez más escasos. Los mayores exponentes son El Tuerto Desaparecido y la Hormiga Negra, con una diferencia: espían entre los dedos para ver donde está la billetera de la gente. Así se han enriquecido con ese descuidismo tan propio de los políticos. Y completando el concepto del Relato de Atril y sus variantes televisivas, forma parte de un concepto de Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas, ya adoptado por las elites gobernantes como forma de hacer política y disponible para todo curioso en “Chomsky, con k de Kirchner” en este blog.

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