sábado, 28 de diciembre de 2013

LOS SOCIOS DEL TUERTO DESAPARECIDO Y LA HORMIGA NEGRA.


La narco economía: una amenaza que crece

3dias
Mientras el narcotráfico levanta temperatura en la agenda política, el negocio de la droga avanza sobre la economía formal. Pese a la ausencia de estadísticas oficiales, los especialistas analizan los sectores más permeables al riesgo narco y advierten sobre la desprotección del sector financiero. El costo social y las deudas legislativas de un flagelo en aumento.

Se incauta apenas el 7% de la droga que ingresa al país, dicen los expertos.

En el clímax de su poder, Pablo Escobar ofreció pagar la deuda externa de Colombia a cambio de que el Gobierno eliminara la extradición de narcos a los Estados Unidos. El episodio, que en rigor forma parte del ampuloso anecdotario de quien fuera el mayor traficante de drogas del mundo, no solo sirve para dimensionar la omnipotencia del cártel de Medellín en los años 90. También es una muestra del peso del negocio de las drogas en la economía de un país.

La Argentina está lejos todavía de aquel flagelo colombiano, aunque, por estos días, son pocos los que dudan del voraz avance del narcotráfico en el país durante la última década. Al contundente documento publicado por la Iglesia semanas atrás, que advertía sobre los riesgos de "pasar a una situación de difícil retorno", se sumó el pronunciamiento de la Corte Suprema, que reclamó medidas urgentes para combatir el ingreso de drogas por el norte del país.

Pero mientras la narcomanía gana espacio en la agenda política, el negocio de la droga comienza a echar raíces en la economía local. Y si bien, por su condición ilegal, es difícil dimensionar su efecto en las cuentas del país, lo cierto es que economistas y expertos ya detectan síntomas de la amenaza narco en la economía formal, que van desde el sistema financiero hasta el sector inmobiliario, pasando por la compra y venta de jugadores de fútbol.

¿Cuánta droga se consume en la Argentina? ¿Cuánta se produce? ¿A qué valor? Una respuesta certera y oficial a estos interrogantes sería el primer paso para diagnosticar el problema del tráfico de estupefacientes en el país, coinciden los especialistas consultados por 3Días.

Sin embargo, en línea con el oscurantismo estadístico que desde el Indec se extiende a otras cuentas públicas, según los expertos la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), no publica información confiable desde 2011, cuando su por entonces titular, José Granero, fue eyectado del cargo por diferencias con Aníbal Fernández. Otro síntoma: el organismo encargado de controlar la demanda y oferta de drogas estuvo acéfala la mayor parte de este año, luego de la renuncia de Rafael Bielsa en marzo.

La reciente designación del padre Juan Carlos Molina -un sacerdote santacruceño cercano a los Kirchner- supuso la puesta en marcha de una nueva estrategia en la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad: la Sedronar cederá la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico, que pasará a la órbita del Ministerio de Seguridad, que hoy dirige la también flamante funcionaria María Cecilia Rodríguez.

¿La década ganada?

La falta de estadísticas oficiales no impide que autoridades mundiales como las Naciones Unidas publiquen estimaciones y proyecciones sobre la evolución del narcotráfico en estas latitudes. Son datos que, como señalan los expertos, permiten ver apenas la punta del iceberg del negocio que moviliza la droga.

“Argentina se convirtió en un eslabón fundamental en el tráfico de drogas. Dejó de ser un punto intermedio en la ruta hacia Europa y se convirtió en un mercado en sí mismo, sostiene Martín Verrier, especialista en narcotráfico y consultor en seguridad.

Una década atrás, la Argentina cumplía un rol secundario en la ruta narco y era considerado un país poco atractivo para el comercio de estupefacientes en comparación con sus vecinos de la región. Según cifras de la ONU de 1998 en base a datos del Sedronar, el 2,3% de la población argentina adulta fumaba marihuana, apenas el 0,03% usaba heroína y no había registros oficiales de tráfico de anfetaminas.

Diez años después, el escenario es radicalmente distinto. El mismo informe de las Naciones Unidas denuncia que el consumo de marihuana aumentó en un 200% para alcanzar el 7,2% (casi 2 millones de personas), el uso de heroína creció un 400% hasta impactar en el 0,16% de la población y el antes inexistente mercado de las anfetaminas hoy atrae al 0,6% de los argentinos.

La señal más contundente del avance del narcotráfico en el país, sin embargo, se refleja en el tráfico y consumo de cocaína: mientras que a fines de los ‘90 la cifra alcanzaba al 1,2% de la población y ubicaba a la Argentina en el sexto lugar a nivel latinoamericano, una década después, el uso de esta sustancia se disparó al 2,6%. Son 728.000 personas que consumieron un total de 73 toneladas de cocaína por año en promedio. De esta manera, hoy el país cuenta con el dudoso honor de ser el primero en el ránking regional de consumo de cocaína. Al respecto, un trabajo de Verrier en base a las cifras oficiales disponibles, estima que el mercado de consumo de cocaína en el país es de $ 3228 millones.

En la misma línea, la oficina anti-drogas de la ONU también ubica a la Argentina en el podio de los países de donde más sale cocaína. Según el origen de los cargamentos decomisados a nivel mundial, el país es el tercer mayor puerto proveedor de esta clase de narcóticos, solo superado por Brasil y Colombia.

Al respecto, días atrás, el juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, rechazó los datos del informe. "Es una locura, si ni siquiera producimos materia prima en la Argentina", señaló el magistrado, uno de los más alineados al Gobierno en su política anti drogas. No obstante, según datos de la Secretaría de Seguridad de la Nación, en lo que va del año se desbarataron 235 cocinas” en todo el país, una cifra que para los especialistas representa cerca del 10% del total del mercado. Así, la Argentina se suma al grupo de los países considerados productores, como Colombia, Perú y Bolivia. Además, para la DEA, la Argentina es uno de los 25 países que registran mayor producción de precursores químicos utilizados para cocinar estupefacientes. Mientras que en Colombia la producción de cocaína y las hectáreas de plantación se fueron reduciendo sensiblemente en los últimos años, a partir del Plan Colombia, al mismo tiempo subió la producción en Perú y Bolivia, destacan los expertos. Este traslado geográfico de la producción hacia el Sur acerca el epicentro del negocio a la Argentina.

El otro colador

Por estos días, el debate está focalizado en la falta de presencia estatal. Pero mientras aumentan las críticas por la porosidad de las fronteras o por la falta de control aéreo (ver recuadro La deuda...), los especialistas en lavado de dinero alertan que el sistema financiero quedó excluido del radar. En la Argentina fue directamente negada la incidencia del narcotráfico en la producción de dinero ilícito para el sistema financiero formal, señala Juan Félix Marteau, abogado especialista en lavado y ex representante argentino ante el GAFI durante el gobierno de Néstor Kirchner. Y agrega: El Gobierno no reconoce que haya un vínculo entre lavado de dinero y narcotráfico.

Por haberla dirigido hasta 2005, Alicia López pone el foco en la Unidad de Información Financiera (UIF). Hoy no se hace inteligencia financiera en la Argentina. La UIF fue creada con el objeto de trabajar en conjunto con los otros organismos del Estado y con el sector privado, pero esto no se lleva a cabo, opina en diálogo con 3Días. Y enumera los sectores más permeables al lavado de activos proveniente del tráfico de drogas. Los sectores más candentes son el inmobiliario, el hotelero y el gastronómico. Pero es imposible resolver esos delitos sin un diagnóstico, aclara.

En la misma línea, Marteau sostiene que hay inversiones narco en tierras de producción agropecuaria en la ruta de la droga que va desde Bolivia a Buenos Aires, e incluye áreas de Salta, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Otra de las locaciones predilectas de los traficantes es el corredor marítimo aledaño al puerto de Rosario.

Por recomendación del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), cada país miembro debe elaborar un mapa de riesgo para determinar cuáles son los delitos productores de dinero ilícito. En la Argentina, ese análisis no existe, remarcan los especialistas. ¿De dónde proviene el mayor flujo de activos ilegales? ¿Del narcotráfico, del contrabando o de la evasión impositiva? Habría que calcular el monto de inyección de dinero ilícito y en base a eso determinar dónde hay que atacar el problema, reconoce Marteau.

Si bien los especialistas coinciden en que, así las cosas, no es posible determinar con exactitud cuánto del dinero del narcotráfico impacta en el sistema financiero argentino, señalan que existen indicadores globales que ayudan a dimensionar la monumental incidencia a la que está expuesta la economía local: del total de los u$s 2.000.000 millones de activos que anualmente provienen de actividades criminales en el mundo (prácticamente el PBI de Brasil), unos u$s 300.000 millones (algo así como el PBI colombiano) son originados por el mercado negro de drogas. De esos u$s 2.000.000 millones de activos, tres cuartas partes se lavan a través del sistema financiero. Inexorablemente un incremento de las actividades de producción y comercialización de drogas en el país va a terminar por inyectar dinero ilícito en el sistema financiero local", denuncia el experto.

A todas luces, el narcotráfico aparece como uno de los delitos determinantes del lavado de dinero en la Argentina. Lo señalan, incluso, las propias evaluaciones del GAFI. Frente a la realidad del narcotráfico en la Argentina, el sistema financiero tiene como desafío concreto crear rápidamente análisis de riesgos para identificar el posible ingreso de dinero proveniente de ilícitos, sus metodologías y actores, finaliza Marteau. / 3D

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