domingo, 8 de abril de 2012

EL

Si Jesús hubiese sido tuerto. Se habría acostumbrado a ver solo un aspecto de la verdad, el que le convenía, desdeñando los otros. Le convenía tener ascendiente sobre las personas, para competir contra las instituciones hegemónicas romanas y su sátrapa Pilettos -este manejaba la información de Judea y era poderoso localmente- El ver con un solo ojo, le quitaría panorama pero le ganaría enfoque: todos sus esfuerzos en un solo objetivo, por vez. Este enfoque lo fortalecería hasta la obsesión sobre un tema, excluyente, pero lo embrutecería ignorando los demás y perdiendo objetividad. Incluso deformaría la realidad, llegando a anular la moral y descartando valores, como la honradez, el amor y la justicia. Reemplaza esa debilidad creando un pertinaz Relato que lo justificaría, sin resquicios para la autocrítica o la disputa negociada. La doctrina-relato cautivaría a sus seguidores pues no da lugar para dudas ni los escrúpulos, tan molestos. No importa si es cierto o demostrable, la repetición lo volvería casi real. Sería la misa diaria. Y el rezo omnipresente de sus talibanes, la fanática respuesta a cualquier pregunta, sin desvíos ni apartados de su Libreto Sagrado. Afortunadamente, Jesús tenía más de un ojo, misericordia y objetivos sanos. Por eso no era K. EL HUARPE

No hay comentarios: