domingo, 21 de octubre de 2012

El sarcófago en Argenzuela ya despide olor.


Para llegar a esta situación, debieron concurrir tres factores en 2003. Primero la existencia del Chanta Argentino, espécimen que cree que sabe de todo, pero ignora demasiado. Ni Duhalde eligiendo sucesor, ni políticos desorientados que aplauden default y luego lo niegan, como con la privatización de YPF, se salvan del calificativo. Tampoco un pueblo anestesiado desde el Proceso, temeroso de saber, de investigar, de cuestionar, de preguntar y que acepta ser peronista con Menem o con los Montoneros. El Chanta que huye de la excelencia y la verdad, el trabajo, el esfuerzo, para abrir la bocaza como hoy la Faraona, sin saber aun como terminará la frase. En segundo término concurrente aparece el lombrosiano Tuerto Usurero, chanta por supuesto, pero además con un proyecto obsesivo de enriquecimiento ilícito como pocas veces visto en el mundo. Todo es dinero, todo es acumulación, no hay valores, principios, normas, leyes, códigos que se respeten y que no se salten por arriba.
Tercero, la contraparte necesaria, la Faraona y su Sarcófago. Boga trucha, ejemplo de chanta. Creerse una emperadora, mucho más que Menem antes, de tanto espejo y baboso Feinmann. Con un curioso sarcófago para su esposo desaparecido y nunca mas visto;  sarcófago que representa muy bien su encerramiento de la realidad más que un “entorno”, el sarcófago no permite fugas ni entradas de aire puro. Locura total que ya ha elegido su deceso: el 7D. Y será su Waterloo, su témpano en la noche, su Operativo Independencia, su Cancha Rayada sin retorno, su último gran caprichito. Victoria pírrica para cualquiera de las dos partes, ayer socios, hoy enemigos, por una torta de plata. EL HUARPE

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