Ahora un mensaje no para algún funcionario KK que aporte su
accionar desaforado de las ultimas semanas.
Sino para vos, lector ciudadano de Argenzuela. Para recordar que durante
la dictadura militar pertenecías al grueso de la población desinformada y que decías
que éramos unos exagerados quienes hablábamos sobre detenciones,
desapariciones, torturas y fusilamientos presentados como enfrentamientos con
subversivos. Que veíamos como los grupos de tareas además de secuestrar o
matar, también robaban, abusaban o ejercían violencia sicópata desde su
posición impune. Ese dejar hacer, a veces consecuencia de un no te metas o de
simple ignorancia para ver lo evidente, trajo la descomposición de la fuerza
policial aun hasta hoy, el relajo del derecho de los individuos y hasta una resignación
primero y aprovechamiento después de las normas mas elementales de la ley y la
convivencia. Tal vez como colofón de esto o de la falta de premios y castigos
que venimos soportando desde hace décadas por parte de quienes deberían ejercer
dicha distinción, hoy vos y muchos como vos aceptan bovinamente el Relato
oficial, sin sopesar ni analizar contenidos, consecuencias y causas de lo
relatado.
Muchos no estamos con Clarin o con los KK, como antes no
participabamos ni de la guerrilla ni de la milicada represora. Pero hay una alineación generalizada propuesta
cada vez con mayor desfachatez, con más mentiras, con explicaciones que rayan lo inefable y que vos
deberías percibir en todo su peligro. No bastara con decir “no sabia lo que
pasaba” como con la represión, ya que lo que sucede en estos días torcerá el
destino de propios y descendencia de manera irreversible, enfrentando a padres
con hijos. La juventud es el objetivo de
los KK, saben que su falta de conocimientos puede aceptar que la historia empezó
en 2003, y que la guerrilla, la subversión, el imperialismo doble y el juego
bipolar mundial son trebejos que se colocan donde convenga a la banda
saqueadora, para justificarse. Cualquiera de los hechos anormales o
delictuales, incluso anticonstitucionales del menchevismo lysenkoista seria por
su gravedad causa para juicios políticos, destituciones, juzgamiento y castigo
severo, además de vergüenza nacional por sus características. Sin embargo, la catarata de estos hechos ha terminado por atontar al observador o victima, que se alza de hombros y se refugia detrás de las rejas de su vivienda o de la pavada televisiva. Acá sin duda, estamos ante una situación muy grave, tanto como si hubiesen desembarcado invasores ingleses o talibanes en nuestras calles, ocupando y desmadejando las instituciones nacionales. La respuesta debe ser, necesariamente, de la misma gravedad que en 1806, aceite hirviente incluido. O quedaremos en la historia como la generación pusilánime que perdió una Nación a manos de aventureros. EL HUARPE
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