Si hablamos de guerra sucia, salta a nuestra memoria la
denominación que los militares dieron a su accionar contra la guerrilla y los
que consideraban simpatizantes de la subversión en los setentas. Eufemismo que
ocultaba una realidad de espanto y terrorismo de estado llovido sobre toda la
sociedad, con poquísimas excepciones. Deja varias secuelas, como los
desaparecidos, las torturas indiscriminadas, los vuelos de la muerte y las
fosas comunes para quienes eran suprimidos por orden de los comandantes de
zona. Nunca se llamo guerra sucia a la que los mismos militares condujeron
contra los ingleses okupas de Malvinas. Hoy asistimos a otra deformación similar
a la mencionada: LA POLITICA SUCIA, donde todo vale, todo se compra, ninguna
norma se cumple o respeta y la mentira es la maquina de tortura. El terrorismo
de estado se ha convertido en CORRUPCIÓN DE ESTADO, como medio de enriquecer
gobernantes como nunca se vivió en Argentina y hacer desaparecer al militante
honrado, persiguiéndolo y apretándolo con los nuevos grupos de tareas KK. Las
organizaciones de DDHH de otrora son reemplazados como enemigo por la prensa no
comprada. ¿Será el cacerolazo del 13S las Malvinas de este Proceso? EL HUARPE
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